Poner: a hervir con un poco de agua los shiitake secos hasta que estén blandos. Reservar el agua.
Cortar: el pollo en trozos pequeños.
Cortar: las verduras en juliana fina.
Calentar: el wok, añadir aceite y esperar a que se caliente.
Añadir: el pollo y freír removiendo hasta que adquiera color.
Añadir: el nabo seco, la zanahoria y el pimiento. Freír 2-3 minutos removiendo.
Añadir: el calabacín y los ajos chafados. Freír removiendo.
Añadir: las setas y freír removiendo.
Salar: espolvorear con lemongrass y cayena.
Añadir: medio vaso del agua en la que hemos hervido las setas.
Mezclar: bien y freír removiendo hasta que se evapore el agua.
Añadir: el aceite de sésamo y la salsa teriyaki, apagar el fuego y mezclar bien.
Servir: caliente.
La cocción al wok aporta un sabor distinto y especial a los platos, ya que los ingredientes se cocinan muy rápido gracias a la distribución uniforme del calor. Es importante tener todos los ingredientes preparados con antelación, ya que la rapidez del proceso y la necesidad de remover constantemente impiden prepararlos sobre la marcha. Si no disponéis de un wok, podéis utilizar una sartén honda, aunque el resultado no será exactamente el mismo.
El nabo seco en tiras se puede encontrar fácilmente en tiendas de dietética o comercios asiáticos. Se le atribuyen propiedades desintoxicantes y es rico en vitaminas B1 y B12. El aceite de sésamo, con su característico sabor a nuez, aporta un toque muy marcado al guiso. Es rico en ácidos grasos insaturados, vitamina E y antioxidantes. No admite altas temperaturas de cocción, por lo que conviene añadirlo siempre en crudo.