Calentar la leche: calentar la leche con la piel de limón, la de naranja y la canela.
Infusionar: cuando empiece a hervir, retirar del fuego y dejar infusionar.
Batir las yemas: batir las yemas de huevo con la ayuda de unas varillas.
Añadir el azúcar y el almidón: incorporar ambos ingredientes y batir hasta conseguir una masa homogénea.
Mezclar con la leche: añadir la mezcla a la leche infusionada, retirando antes las pieles de los cítricos y la canela.
Espesar la crema: llevar de nuevo al fuego removiendo sin parar, hasta que espese.
Repartir: repartir la crema en cazuelitas individuales.
Enfriar: tapar con papel film y enfriar en la nevera.
Quemar el azúcar: en el momento de servir, espolvorear la superficie de la crema con azúcar y quemar con un soplete o con la tradicional pala de quemar calentada al fuego.
La crema catalana es un postre típico de Cataluña que se sirve tradicionalmente el día de San José, aunque se puede ofrecer en cualquier otra ocasión. Además de servirla como postre, también podemos utilizarla para rellenar una manzana cocida al horno, una tarta o una coca.
El azúcar quemado que se realiza en la superficie de la crema es la característica más emblemática de esta preparación, por lo que no debemos obviarlo. Su crujiente capa caramelizada aporta un contraste de texturas que os sorprenderá.