Este plato es muy típico de la cocina catalana, pero no suele ofrecerse en las mesas de los restaurantes. Mi madre lo preparaba en casa a menudo y a todos nos parecía exquisito. Es un guiso contundente en el que los fideos adquieren un gusto muy particular. Si los cocemos en una cazuela de barro, debemos tener en cuenta, en el momento de calcular los tiempos de cocción, que el barro conserva la temperatura mucho más tiempo que otros materiales. Hacia el final de la cocción hay quien le añade al guiso una picada, recurso culinario típico de la cocina catalana que consiste en machacar, en un mortero, almendras, pan seco, perejil y ajo. Aunque yo no soy muy partidaria de la picada, reconozco que aporta sabor al guiso, si bien no a todos los estómagos les sienta bien.
Una ensalada será el acompañamiento ideal, pues el plato nos aporta hidratos de carbono con la pasta y proteínas con la carne.