Cortar: las pechugas de pollo en tiras de un dedo de grosor.
Freír: el pollo a fuego medio en una sartén con un poco de aceite, hasta que tome color.
Añadir: el vino blanco, mezclar bien y dejar evaporar el alcohol.
Disolver: el curry en la leche y verter en la sartén.
Mezclar: bien para que la carne coja sabor y la salsa se reduzca.
Servir: caliente, acompañado de arroz Basmati.
Si no nos gusta el picante, podemos sustituir el curry picante por el dulce. El arroz resulta un acompañamiento perfecto, y mejor si es basmati.
El curry posee propiedades antioxidantes y antiinflamatorias, y no debería faltar en nuestra alimentación. Como no a todas las personas les gusta el sabor del curry, tal vez no debería ser un plato a escoger si tenemos invitados.