Cocción de los caracoles:
Lavar: los caracoles en abundante agua y meticulosamente, hasta que el agua salga limpia. Rechazar aquellos que estén rotos o presenten mal estado.
Colocar: los caracoles en una olla grande y cubrir con agua fría, nunca utilizar agua caliente.
Acercar: la olla al fuego y esperar que el agua rompa a hervir a fuego lento. Esto permitirá que el caracol salga de su caparazón.
Subir: el fuego cuando el agua empiece a hervir. Añadir 3 hojas de laurel, la pimienta y dos puñados de sal. Debemos ser generosos con la sal.
Retirar: la espuma que formen los caracoles con la ayuda de una espumadera.
Dejar: hervir durante 45-60 minutos. Colar y guardar parte del agua en que los hemos hervido por si queremos congelar una parte.
Preparación de la carne:
Cortar: el secreto y las salchichas a trozos pequeños y freírlos en una cazuela con 2 cucharadas de aceite. Cuando la carne tome color, retirar.
Rallar: la cebolla y añadir a la cazuela. Cuando empiece a tomar color, añadir el tomate triturado. Dejar que se fría.
Pasar: la carne por la picadora mientras se hace el sofrito.
Retirar: la piel al chorizo y pasarlo por la picadora.
Añadir: la carne de cerdo picada a la cazuela, junto con 1/2 vaso de vino, y mezclar bien.
Dejar: cocer a fuego vivo 5 minutos.
Añadir: las guindillas.
Mezclar: bien todos los ingredientes.
Montaje y horneado:
Colocar: los caracoles boca arriba en la típica bandeja para cocinar caracoles.
Repartir: por encima la carne, cubriéndolos.
Colocar: la bandeja en el horno a 180ºC durante 5 minutos.
Gratinar: unos minutos, evitando que se quemen o se resequen.
Servir: caliente.
El caracol es un alimento rico en proteínas y bajo en grasas. Apenas nos aporta calorías, pero sin condimento resulta algo insípido. En esta receta, la carne de cerdo, el chorizo y la fritura harán que sea un plato sabroso. Cocinados así, los caracoles resultan exquisitos. Una buena ensalada nos aportará fibra y será el complemento ideal.
Cocinar caracoles requiere bastante trabajo. En mi caso, suelo aprovechar para hervir 2 o 3 kilos y los congelo, cubiertos con parte del agua utilizada en la cocción. De este modo, siempre tengo caracoles a mi disposición y únicamente tengo que preparar la salsa.