Preparar las cerezas: retirar los huesos a las cerezas, partirlas por la mitad y reservar.
Batir huevos y azúcar: batir los huevos junto al azúcar hasta obtener una masa clara y espumosa.
Añadir la ralladura: incorporar la ralladura de limón y mezclar bien.
Incorporar el mascarpone: sin dejar de batir, añadir el mascarpone.
Añadir harina y levadura: incorporar la harina junto con la levadura y batir hasta obtener una masa homogénea.
Preparar el molde: engrasar un molde corona de 24 cm con mantequilla y espolvorear ligeramente con harina.
Verter la masa: verter la masa en el molde.
Añadir las cerezas: esparcir las cerezas por la superficie de manera uniforme.
Hornear: hornear a 170 °C durante 45–60 minutos, o hasta que al pinchar con una aguja esta salga limpia.
Enfriar: dejar enfriar en el molde.
Desmoldar: desmoldar con cuidado y adornar al gusto.
Servir: servir cuando esté frío. Acompañar de un helado de vainilla si se desea.
La ciambella es un postre típico del norte de Italia, partucularmente popular en la región de Milán. Se caracteriza por su textura esponjosa y sabor suave. Batir bien los huevos con el azúcar hasta que estén espumosos, es crucial para obtener una ciambella esponjosa y ligera. El queso mascarpone añade una textura cremosa y un sabor suave que complementa perfectamente la acidez de las cerezas y la frescura del limón.
El molde corona asegura que el bizcocho quede bien hecho y esponjoso en su interior, al repartir homogéneamente el calor por toda su superficie, especialmente por el centro. La base tiene un acabado alveolado que evita que se pegue el bizcocho al desmoldar.
El helado de vainilla es opcional, pero su dulzura y cremosidad contrastan maravillosamente con la textura y el sabor de este bizcocho. Para una presentación más vistosa, puedes espolvorear azúcar glas sobre la ciambella antes de servir o decorar con algunas cerezas frescas y hojas de menta.